lunes, 27 de junio de 2016

El peluquero

Por: Norma
El cilindro vertical con franjas azul, rojo y blanco ha sido el emblema ancestral para ubicar el sitio donde “pondrás tus barbas a remojar” para su afeitado. El poste en sí tiene toda una historia detrás, llena de simbolismos desde la edad media.

Pero dejemos al cilindro y dediquemos este espacio a la labor del peluquero, cuyo oficio curiosamente no inició en la barba de los caballeros, sino blanqueando dientes y extrayendo muelas como una especie de cirujano-dentista, para terminar acicalando a los pacientes con una buena mano de barbería, agregando después a sus servicios la peluquería. Es decir, todo un arte en la navaja para un servicio completo, tradicionalmente entre la población masculina.

Hoy, luchando contra el “hágalo usted mismo” que la modernidad ofrece con las espumas y rasuradoras personales, el peluquero persiste ofreciendo la garantía generacional de un apapacho profesional.

FUENTE: Contexto de Durango

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