sábado, 7 de abril de 2018

Calle Mesones: origen del hospedaje y de la vida galante


Por Norma Márquez


Camuflada por la modernidad, la calle Mesones podría catalogarse como la “mátalas callando” del Centro Histórico. Si bien mantiene la distinción de grandes palacios sobre su traza, también parece personificar a una cándida abuelita, que desde el apacible vaivén de su mecedora guarda montones de anécdotas, tan inocentes y legendarias como pícaras y sugestivas, listas para ser narradas a la primer provocación.

Protagonista y antagonista, sus relatos abundan desde Plaza de las Vizcaínas hasta el borde oeste del emblemático barrio de La Merced. Sólo es cuestión de explorarla más allá de la oferta en artículos de papelería que hoy pulula en su ruta, pues al “rascar” se encuentra uno ¡cada cosa! Y no es por intrigar, pero…

Todo es “culpa” de un tal Hernández Paniagua
En el siglo XVI, apenas unos años después de la caída de Tenochtitlan, el español Pedro Hernández Paniagua tuvo la visión de solicitar licencia al cabildo para abrir en su casa un establecimiento con habitaciones de alquiler en la capital de la Nueva España. Ofreciendo “pan e vino e carne e todas las cosas necesarias para acoger a todos los que vienen...”* Hernández la obtuvo en 1525 iniciando así la historia hotelera de la ciudad, y de paso nombrando una calle donde los mesones se multiplicaron hacia los rumbos de La Merced.

Por cierto, Hernández Paniagua fue pionero en dar solución al deambular de viajeros y comerciantes de la época, aunque la comodidad no estaba precisamente incluida en la oferta de alojamiento, pues los mesones eran cuartos simples sin ventilación, situados junto a establos y corrales. De ahí surgió la idea de dar un giro al servicio: al hospedaje y comida se agregó confort y agua caliente como el extra que hizo nacer a los hoteles, dejando atrás a los mesones (1).

Ahí está el motivo que nombró a esta calle, aunque el oficio de hospedaje ya no le es exclusivo y hasta parece extinguirse a casi 500 años de su origen. Hoy Mesones es polifacética, y desde la placidez de su mecedora, se declara lista para desenterrar las historias, secretos y memorias que mantiene bajo custodia desde entonces.

Historias: chiflando y aplaudiendo...
El primer tramo se llamó Portal de Tejada en referencia a Lorenzo de Tejada, a quien el primer virrey Antonio de Mendoza le otorgó la casa con el número 10 de esta calle como gratificación por su cargo de Oidor de la Audiencia en 1537. En esa misma vivienda, pero en 1818, nació el escritor y político Guillermo Prieto (2); y en 1877, haciéndole vecindad desde el número 11, se alojó el libertador cubano José Martí en su paso por nuestro país (3), pero...

Casa Veerkamp
Empinando el codo con la música por dentro
Basta con cruzar Bolívar para que la personalidad de Mesones imprima ritmo a la mecedora, pues en el número 21 se extiende Casa Veerkamp, un almacén fundado en 1908 por los alemanes Federico y Alfredo Veerkamp, quienes iniciaron su negocio con la venta de una armónica y ahora es casa matriz de una próspera firma dedicada al comercio de instrumentos musicales (4). 
La Vaquita, en la PB
Mientras, en el número 54 al cruce con Isabel la Católica se encuentra el Bar La Vaquita, un pequeño oasis en medio del asfalto fundado en 1925 que aún se mantiene entre las favoritas del Centro Histórico, y donde algunos aseguran que el comediante Cantinflas trabajó como lavaplatos (5).

Secretos detrás de lo evidente
Los muros de tezontle y marcos de cantera que se levantan en la esquina de Mesones con 5 de Febrero hoy forman parte del moderno y llamativo restaurante-bar La Chilanguita… Hoy, pero por ahí del siglo XVIII, el amor y desamor desencadenaron una leyenda que más tarde dio origen a una cadena de zapaterías. Curioso, ¿no? Y es que los antiguos lugareños adoptaron a ese tramo con el nombre de La Joya, tras divulgarse la leyenda encabezada por el opulento mercader español Alonso Fernández de Bobadilla y una alhaja que le regaló a su esposa.

La Chilanguita
 No nos detendremos en la leyenda, una de tantas que se mantienen entre los cimientos del Centro Histórico, pero no sobra resaltar que detrás de los motivos folclóricos de La Chilanguita, la fatídica historia de aquél matrimonio y la joya de la discordia motivaron, no sólo el nombre de ese antiguo tramo en 5 de Febrero, sino el nacimiento de la cadena de zapaterías La Joya, que hoy cuenta con varias sucursales por toda la ciudad. Aquí los detalles y la liga de la leyenda, por si acaso: http://www.jornada.unam.mx/2011/10/02/opinion/031a1cap

Entrada por Mesones
Hospital de Jesús, el más antiguo de América
Aunque la entrada principal es por 20 de Noviembre, la relevancia de este legendario inmueble es suficiente para no pasarlo por alto. Fundado en 1524 y abarcando un cuadrante completo – que incluye una entrada por Mesones –, el Hospital de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno es el primer nosocomio de la Nueva España y el más antiguo de América que aún se mantiene en servicio. El mismísimo Hernán Cortés lo mandó construir para atender las necesidades de salud de la población mexica, e irónicamente también se convertiría en su última morada.

La amnesia de Mesones
Los lugareños afirman que en el número 119 existió uno de tantos mesones que nombraron esta calle, conservando la fachada original del siglo XVIII y ostentando un medallón con un corazón ardiente y un nicho con santo rematado por una cruz (6). Lo que ya no es evidente es que ahí corría uno de los canales de agua que se extendían por la antigua Tenochtitlan: la acequia de La Merced, de dos mil 832 varas de longitud – aproximadamente 2.3 kilómetros actuales – y 6 varas de ancho – 5 metros de hoy – (7), y donde fue necesario construir un ancón que facilitara el ascenso y descenso desde las canoas.

Del olvido a la solemnidad
En Mesones 139 se encuentra el templo San José de Gracia, cuya construcción inició en 1659, aunque en el siglo XVI sirvió como capilla al desaparecido convento de Santa María de Gracia y como albergue de mujeres pobres, ya sea casadas, viudas o abandonadas. Un dato curioso es que ahí se podían adquirir biblias sin comentarios doctrinales ni censura. Hoy es catedral de la Iglesia Anglicana en México, la más antigua en su tipo en Latinoamérica (8).

Por cierto, a finales del siglo XVIII, en una finca que pertenecía a los bienes de este convento se encontraba el inmueble conocido como Baños de los Gallos, famoso por sus estanques públicos revestidos de azulejos con agua de manantial. Más tarde el predio se marcó con el número 21 y actualmente es el 67, cuyos cimientos todavía guardan rastros del antiguo manantial (9).


Renovarse o morir
Y si de papelerías hablamos, en el número 180 se encuentra Casa Marchand, una de las pioneras en su tipo que inició con la venta de papel en 1951, y ahora cuenta también con venta en línea y varias sucursales en el país (10).

Cerería La Purísima
 Memorias de luz
La iluminación artificial de hoy parece restar importancia a este pequeño comercio localizado en el número 172, pero entre los discretos quehaceres de Mesones persiste uno que antes le era indispensable: la Cerería La Purísima. Y es que aún cuando el alumbrado público se instauró a finales del siglo XIX, sustituyendo a los faroles encendidos con aceite de nabo, la falta de costumbre y de recursos hacían de éste un objeto de lujo (11).

La Purísima se fundó en 1910, casi 108 años de tradición en la fabricación y venta de velas, sirios, parafinas y todo tipo de ceras (12); un comercio centenario que ya no ilumina las calles, pero sobrevive a la modernidad dando luz a la fe de los creyentes y al camino de los difuntos.

Dándole vuelo a la hilacha
Y es aquí donde la personalidad de la abuelita pasa de lo legendario a lo íntimo, mediante la inesperada placa hallada en la intersección con Las Cruces que pone de manifiesto la “canita al aire” de Mesones y su oficio inicial más allá del hospedaje: “En esta calle se establecieron en el siglo XVI las primeras casas de tolerancia de la ciudad”.

La Casa de las Gayas o Casa Roja fue construida en el siglo XVII y actualmente alberga, entre otros, al restaurante libanés Al Andalus, pero originalmente fue edificada como un prostíbulo legalizado (13). Y es que “las gayas” fue el calificativo que en ese entonces se utilizaba para nombrar a las prostitutas. 
Casa de Las Gayas

El oficio más antiguo del mundo en México no estuvo libre de murmuraciones, pero se reglamentó en 1538 justo en este lugar, extendiéndose años después con otro cuatro solares sobre esta misma calle (14).

Recobrando la cordura
En la esquina con Talavera se localiza este andador cuyo nombre oficial es Plaza Juan José Baz, pero la creencia de que este fue el punto donde los mexicas realmente hallaron la señal para la fundación de Tenochtitlan, la han popularizado como Plaza de la Aguilita (15). Y sí, al centro se encuentra la fuente con un águila en la cima...

Plaza de la Aguilita
Sin rastro de los mesones
Hasta 1847, algunos de los hostales que se asentaron aquí fueron Mesón de las Ánimas, Mesón de Regina y Mesón del Chino (16), pero la Plaza de la Aguilita pone fin al recorrido y sólo encontré un hotel entre Isabel la Católica y 5 de Febrero.

Han transcurrido casi 500 años desde que se instaló el primer mesón que originó la nomenclatura de esta calle, e inevitablemente el tiempo cambió su morfología y la modernidad borró su oficio original, dándole ahora fama de ser ruta vertiginosa para surtir la lista de útiles.

Ni hablar, la transformación es acelerada y la memoria de Mesones se vuelve borrosa con el paso del tiempo, pero cada rincón es testimonio de su herencia histórica. El origen del hospedaje y de la “vida galante” son sólo parte del repertorio entre un montón de anécdotas, tan inocentes y legendarias como pícaras y sugestivas, que la ubican dignamente en un sitio considerado Patrimonio Cultural por la UNESCO.

Fuentes:
*González Obregón Luis, México Viejo y Anecdótico, Librería de la Vda de Ch. Bouret, México, 1909.
(1) De Mauleón Héctor, Los rápidos de Tlalpan, Artículo web El Universal, 16 de junio 2014: http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2014/06/70806.php en 05/marzo/2018
(2) Ficha técnica Casa de Guillermo Prieto. Centro de Información del Patrimonio de la CDMX: http://187.141.18.198:8390/ficha/481/5/0
(3) Lugo Ramírez Mónica, La Acequia de la Merced Siglos XV-XIX, Boletín de Monumentos Históricos, INAH, Tercera época, Número 11, Septiembre-Diciembre 2007, pág. 37: http://www.boletin-cnmh.inah.gob.mx/boletin/boletines/3EV11P29.pdf
(4) Palapas Quijas Fabiola, Abre Casa Veerkamp espacio para promover la cultura, Nota informativa web La Jornada, 24 de diciembre 2009: http://www.jornada.unam.mx/2009/12/24/cultura/a03n1cul
(5) Cantinas, tradición viva en México, Artículo web Notimex en NTR Zacatecas, 20 de marzo 2016: http://ntrzacatecas.com/2016/03/20/cantinas-tradicion-viva-en-mexico/
(6) Ficha técnica Mesones 119, Fototeca Constantino Reyes-Valerio, INAH: http://www.fototeca-crv.inah.gob.mx/web/observaciones.php?id=2417
(7) Jiménez Vaca Alejandro, Las acequias de la Ciudad de México y sus repercusiones en la arquitectura habitacional del siglo XVIII, documento en formato PDF, Editorial Restauro Compás y Canto, 5 de agosto 2014: https://editorialrestauro.com.mx/las-acequias-de-la-ciudad-de-mexico-y-sus-repercusiones-en-la-arquitectura-habitacional-del-siglo-xviii/
(8) Martín Trejo Julio César, Historia del Templo San José de Gracia, blog de la Catedral Anglicana San José de Gracia. D.F. México, 3 de marzo 2010: http://catedralanglicanamexico.blogspot.mx/2010/03/historia-del-templo-de-san-jose-de.html
(9) Valadés José C., Obras, Siglo Veintiuno Editores, Primera edición, 1992, pág. 60 y 61.
(11) Contreras Padilla Alejandra, La noche y la Ciudad de México, Bitácora arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México, número 28, julio-noviembre 2014, pág. 45 y 46.
(12) Sitio web Cerería La Purísima http://www.cererialapurisima.com/
(13) Ruvalcaba Patricia, La Merced, Especial temático web Km.cero, número 43, febrero 2012, pág. 5: http://guiadelcentrohistorico.mx/sites/default/files/km43OK_0.pdf pág. 5
(14) De Mauleón Héctor, En la calle de las Gayas, Artículo web El Universal, 9 de enero 2012: http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/01/56539.php
(15) Ruvalcaba Patricia, La Merced, Especial temático web Km.cero, número 43, febrero 2012, pág. 5: http://guiadelcentrohistorico.mx/sites/default/files/km43OK_0.pdf pág. 5
(16) Valadés José C., Obras, Siglo Veintiuno Editores, Primera edición, 1992, pág. 162 y 164.

1 comentario:

  1. Buenas tardes , norma Vázquez tendrás alguna factura información del edificio que hoy alberga la tienda la Villa de Caceres , ubicada en 5 de febrero y mesones , desde ya mil gracias .

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