sábado, 12 de septiembre de 2015

El Monumento a la Raza

Por: Norma Márquez

La fundación de México y la defensa de Tenochtitlan se representan en el cruce de Insurgentes Norte y Paseo de las Jacarandas (Circuito Interior). Dos transitadas arterias que rodean al Monumento a la Raza, haciendo imposible apreciarlo desde el coche. Sin embargo, 50 metros de pirámide no pasan desapercibidos, y el puente peatonal sobre Insurgentes da algo más que paso a los transeúntes.

La cúspide muestra un águila devorando una serpiente sobre un nopal, que el artista hidrocálido Jesús F. Contreras esculpió para originalmente ocupar la cúpula del Palacio Legislativo durante el Porfiriato, junto con los leones que ahora se encuentran en el acceso al Bosque de Chapultepec sobre Paseo de la Reforma.

Monumento a La Raza

Sin embargo, después del movimiento revolucionario de 1910, el proyecto inconcluso terminó como el actual Monumento a la Revolución y el águila pasó a formar parte del Monumento a la Raza, cuyos tlatoanis recuerdan la formación política del México-Tenochtitlan con la Triple Alianza, basada en tributo, impartición de justicia y campañas militares.
Vista desde Av. Insurgentes Norte

Una muestra del poderío prehispánico que actualmente, por transitado que se halle, es posible remembrar con semejante obra, que recuerda nuestra identidad e historia. No en vano, el hospital del Seguro Social lleva su nombre y las estaciones del Metro y Metrobús, además, su silueta.

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