martes, 22 de julio de 2014

Las Calles de... José de la Herrán (1a. parte)


Por: Luz Eréndira.

En todas las áreas de trabajo siempre hay a quienes se les considera una especie de “Gurú”, “Sensei” o “vaca sagrada” debido a la calidad de su trabajo, sus extraordinarias aportaciones o por tener un comportamiento intachable o humilde...

...pese a su elevado grado de estudios y conocimientos.

Don José de la Herrán en su estudio, rodeado de muchos recuerdos.
Justo en esto quisiera detenerme, ya que en la rama de la radio y la ciencia hay UN GRANDE entre los GRANDES, UN TECNÓLOGO del que me atrevería a aseverar equivale a un Albert Einstein o a un Da Vinci, ya que sus trascendentales aportaciones son en PRO de la humanidad entera.

Me refiero a Don José de la Herrán, el tecnólogo, el aficionado a la música de Agustín Lara y a los órganos antiguos de las iglesias, el coleccionista de aparatos de muy diversas índoles (desde el típico radio, pasando por fonógrafo, hasta bulbos, transmisores, cámaras de televisión, y muchísimo más) el amante de la radio y la ciencia, quien es tan dedicado a ellas, que incluso hoy en día sigue haciendo aportaciones. Ejemplos hay muchos, pero antes un paréntesis callejero…cuántas veces hemos caminado rutinariamente por algún rumbo y luego nos enteramos que alguien conocido vive por ahí o que un famoso acostumbra ir por allá.
Televisión antigua que forma parte de la colección de "El Inge".
Con el Ingeniero de la Herrán compartimos esta bella ciudad de México. Por ello y porque no podemos pasar por alto sus múltiples aportaciones, te compartimos aquí sus logros y memorias, en la primera parte de Las Calles de José de la Herrán.

LA VISITA
La cita fue en punto de las 10 am, afortunadamente mi colega y yo llegamos unos 15 minutos antes, para jerarquizar la información que íbamos a preguntarle, estacioné mi auto frente a un portón café, perteneciente a una casa muy tradicional de la colonia Del Carmen Coyoacán. Al tocar el timbre, me sorprendió ver esa sonrisa afable que, cuando lo vi en una entrevista televisiva allá por el año 1984 u 85, me ha impactado –desde ese entonces- su carisma, su trato apacible y cordial; aunque de por sí, quienes lo han tratado ya sea como jefe, como investigador, como entrevistado o en el plano que sea, es un hecho que todos han coincidido en que el “Inge” es una persona muy accesible, amable y atenta en toda la extensión de la palabra.


Sin duda, la sonrisa caracteriza al Sr. de la Herrán.

Debo reconocer que tanto mi compañera periodista como su servidora, nos sentimos privilegiadas, ya que Don José de la Herrán nos abrió las puertas de su casa para platicar no sólo de lo que prácticamente todos los reporteros suelen preguntar, sino que queríamos conocer más allá de este PERSONAJAZO, de lo que para él ha significado vivir en la Ciudad de México, ser testigo de cómo ha cambiado y crecido la capital de nuestro país.

AV. OAXACA Y CARPIO
Es por ello que en víspera de las posadas de 1925, la familia De la Herrán vio nacer en su casa de avenida Oaxaca, en la colonia Roma, al pequeño de quien su padre quizá no imaginó que compartiría mucho más que el nombre. Apenas llegó al mundo cuando se mudaron a la colonia Santa María la Ribera en la calle de Carpio.


Esta calle vio nacer a Don José de la Herrán.

En la calle Carpio creció prácticamente sus primeros 5 años de vida.
Hoy recuerda una anécdota que le platicaron de sus 4 años de vida en la que, visitando con su tía la casa de su padrino, una de las hijas de éste tenía un lindo osito del que se enamoró al momento en que se lo prestaron. Cuando llegó la hora de partir, su tía hizo lo propio para devolverle el oso a su dueña, a lo que él respondió con llanto. La mamá de la niña se lo regaló y entonces la que lloró fue la dueña. Cuenta: “Conservé el osito. Ya se le cayó el pelo pero sigue estando conmigo.”


Fuentes Las Cibeles, vista desde Av. Oaxaca.
Cada vivencia que nos compartía el Ing. De la Herrán, notamos a un gran ser humano, curioso desde muy pequeño, ávido de saber, conocer, inventar; tan es así, que él mismo fabricaba sus juguetes, aprovechando el material de mantenimiento y carpintería de la planta de la XEW, con el cual construyó pequeños aviones y un submarino al que le añadió una barra de plomo de soldadura para que se sumergiera y un cordón para hacerlo regresar.




CALZADA DE TLALPAN 3000
Inicios de la XEW en Tlalpan 3000; hoy, Televisa Radio. 
Llano sobre el que se construyó La W en Calz. de Tlalpan.

Mayor acercamiento al terreno de La W, puede apreciarse la antena de transmisión.
Por cuestiones de trabajo de José de la Herrán padre, nuestro entrevistado de lujo tuvo que irse en 1931 a vivir a Calzada de Tlalpan 3000 (actuales terrenos de Televisa Radio), debido a que “Don” Emilio Azcárraga Vidaurreta (abuelo de Azcárraga Jean, actual propietario mayoritario de Televisa) les ofreció que les construiría una casa para que ahí vivieran, a cambio de que el Ing. De la Herrán estuviera al pendiente de la transmisión de la XEW. Lo extraordinario de esta anécdota es que nos mostró unas fotografías de esa época y notamos cómo eran esos predios y resulta inverosímil creer que el Distrito Federal en algún momento fue un llano, ya que (según las propias palabras del Sr. De la Herrán) las pocas viviendas que había estaban tan alejadas unas de otras, que para llegar había que caminar hasta 15 minutos; hoy en día podemos ubicar las instalaciones de La W sobre Tlalpan (dirección sur-norte)a la altura de la estación Textitlán del Tren Ligero, aunque en la actualidad siguen en ese sitio, en esa época estaban entre las haciendas de San Antonio y la de Coapa.

Así luce hoy Tlalpan 3000.
 Asimismo, nos contó que su infancia fue muy divertida, a pesar de haber trabajado desde los 5 años acomodando herramientas en la XEW, lo cual –apuntó- es positivo, ya que  gracias a eso él  aprendió a ser responsable, tan es así, que recomienda a quienes somos padres de niños pequeños en la actualidad, les enseñemos a inventar, crear, trabajar, y les demos la libertad de explorar, o sea, no les coartemos su sed de conocimiento.

Otro ángulo de Televisa Radio.
Pudimos constatar que –aún cuando no conoció a su mamá, quien desapareció cuando él tenía cinco o seis meses- para el Sr. De la Herrán la familia fue una parte fundamental en su vida, ya que sus primeros conocimientos los adquirió gracias a las clases que le daban su tía y su bisabuela, mientras que su padre fue su mentor, su guía.

Con una mirada nostálgica, nos compartió que a los ocho años su papá le regaló un mecano y a los nueve un torno, con el que siguió fabricando sus juguetes y con el que aprendió a hacer piezas para la estación. De igual forma, hacía hincapié en que ahorraba para comprarse juguetes caros y finos, como los de la marca alemana Schuco, y reiteraba “los cuidaba porque me costaban dinero”.

Era tan personal la relación con Emilio Azcárraga abuelo, que –acotó- de vez en cuando le regalaba diez pesos que “lucían como mil de ahora” y que le duraban todo el mes. Los aprovechaba para comprarse carritos de ferrocarril de cinco centavos cuando acompañaba a su abuela al mercado.


Don Emilio Azcárraga Vidaurreta.


CALZADA MÉXICO-XOCHIMILCO
Como parte de Las calles de José de la Herrán nos contó que a los 11 años fue enviado al colegio Franco-Español (ubicado en la Calz. México-Xochimilco), gracias a la observación del gerente de la XEW para que obtuviera un certificado, de manera que “me colocaron en sexto año y me ahorré la Primaria”.

El “Inge” agregó que al cumplir 12 años, acompañó a su padre a Nueva York por un encargo del trabajo, cuenta que camino por Filadelfia pasaron al Museo del Instituto Franklin, reitera, “del que me enamoré”, justo fue ahí cuando se dio cuenta de la necesidad de que México contara con un recinto cultural de esas características, ya que –aseveró- tristemente, “mis compañeros de la secundaria no conocían un lugar como ese”. De ahí la idea de un museo de ciencias cercano a la gente y de ahí surgió el Túnel de la Ciencia (interior del Metro La Raza).

CALLE AYUNTAMIENTO 52 Y 54
Otra de Las calles de José de la Herrán es Ayuntamiento 52 y 54, y es que –hoy en día- ahí están los estudios de la XEW, los cuales fueron testigos de talentosas figuras de la talla del canta-autor Agustín Lara, el inconfundible Cri Cri Francisco Gabilondo  Soler, María Felix y un sinnúmero de personalidades que, sin duda, hoy sólo conservamos su recuerdo.
Fachada actual de la XEW en la calle Ayuntamiento. 
Según nos contó “El Inge”, vivir en esa época fue maravilloso, debido a que conoció los inicios de muchos de los compositores nacientes, como los anteriormente mencionados, ya que de acuerdo con el abuelo de Azcárraga Jean, la Radio no era un centro de beneficencia, sino que mediante programas de concursos regalaban radios y de esa manera buscaban promover su uso.


Así luce actualmente la XEW en la Col. Centro.

 Otra de las historias de este GRANDE de la Radiodifusión y la Ciencia, ocurridas en las instalaciones de La W (en donde actualmente hay estudios de televisión de Televisa) es haber conocido y convivido con el compositor Agustín Lara, al cual le debe su afición a la música, a pesar de que el “Flaco de Oro” le aseguraba que no quería aprender música porque se le iría la inspiración; además, acotó que ya traía la música por dentro y no necesitaba maestro.

De igual forma, el Inge nos compartió que le pidió a su papá le enseñara a tocar como Agustín Lara, debido a que le interesaba mucho su estilo y modo especial de tocar, pues no ha habido alguien más con su ritmo y cadencia tan especial.


Pintura de Agustín Lara que conserva  "El Inge".

Justo por las características descritas anteriormente,  este compositor veracruzano tenía –dentro de La W- todo un estudio dedicado a él, alfombrado, muy arreglado y con un piano muy bonito. Esto debió ser antes de la guerra, remembró el Inge, debió haber sido a sus 14 o 15 años, mientras (que) Lara tendría como 40.


 Agregó que otra experiencia vivida en Ayuntamiento 52 y 54 fue haber conocido a una “novia” del maestro Agustín Lara: María Félix, y es que en una ocasión, cuando él permitía que el “Inge” se quedara en el estudio al término de su programa, ella  lo visitó muy elegante vestida con un abrigo de mink, por lo que “yo me acerqué y me quedé como menso, pues era una mujer impresionante, con una personalidad muy fuerte e interesante”.
Calle Ayuntamiento en el Centro Histórico.
Otra de las cosas que Don José de la Herrán disfrutó dentro de La W (Ayuntamiento 52 y 54) es cuando coincidía con Gabilondo Soler (Cri-Cri) en su afición por tocar los órganos de las iglesias, y es que había uno en los estudios de La W por lo que, tanto él, como Gabilondo Soler solían practicarlo, en una ocasión Azcárraga abuelo escuchó a Cri-Cri  y como vio su potencial, decidió apoyarlo con un programa infantil que duró más de 30 años al aire.


Micrófono de La XEW, perteneciente a la Fundación José de la Herrán.

OTRAS ANÉCDOTAS DEL “INGE”:
  • Comentó que al comenzar la segunda guerra mundial (y aclaro que sí fue un acontecimiento histórico, aunque no escribo las mayúsculas, porque para mí ninguna guerra es importante) su papá inventó transmisores de alta potencia y que cuando él tenía 15 años le ayudó a fabricar transmisores de medio millón de watts, enfatizó que por la evolución de la tecnología ya no se usa ese tipo de  aparatos, lo cual deriva en lo mucho que ha cambiado la técnica y la realización práctica para hacer Radio.
Ejemplos de bulbos que fabricaron entre el Sr. de la Herrán y su padre.

  • Asimismo, hizo hincapié en que tanto la Radio cultural como la comercial nacieron el mismo año (1923), aunque la diferencia es de meses.
  • Aparato radiofónico de la Fundación José de la Herrán.
  • Explicó que los inicios de la Radio cultural, la JH, iniciales del papá del Inge,  fue a solicitud del militar Ramírez,  la cual tenía como una de sus tareas, dar a conocer a la población la existencia de la incipiente Radio.
    Micrófono que ocupaban en los estudios de La XEW


  • Más adelante, detalló que en 1929 se definió la nomenclatura de las frecuencias de Radio, TV y transportes a nivel internacional: a México le tocó la XE para las frecuencias de radio, la XB para los aviones; mientras que a EU la tocó la W y la K y así sucesivamente a los demás países. Por ejemplo, todos los aviones que “trabajan” en México deben tener forzosamente una X, (es por ello que) el primer intento de ponerle letras a una estación fue con la CYL, ya que en la unión Americana ya había sucedido eso.
  • El Inge nos hablaba de que Azcárraga Vidaurreta tenía la representación de los radiorreceptores RCA pero a raíz de la depresión de 1929 dejan de venderse, por lo que el papá de nuestro entrevistado empieza a recogerlos, aunque aprovecha para enseñarle a la población a utilizarlos.
Logotipo de la ya extinta compañía RCA Victor.
Aún hay mucho por rescatar de Las Calles de José de la Herrán, pero se enterarán de esto y más hasta la siguiente entrega. Y es que el “Inge” nos dice (les doy un adelanto) que hay que trabajarle mucho a la Ciudad de México, en particular al Centro Histórico; y explica que el problema es que “no hay continuidad: entra un gobierno y hace una cosa; entra otro, deshace parte de lo anterior y hace algo distinto. No hay continuidad y en menos de 50 años no se hace gran cosa”.  Según mi percepción es un hecho que tal vez por tradición o costumbre, las calles del Centro de esta gran urbe, tienen vida, y mucha, mucha actividad; más, considerando que la mayoría de los negocios del rubro que sea, han elegido lugares como Santa Fe o Paseo de la Reforma (en su tramo Centro) para apostarle a lo “in”, a lo novedoso, es por ello que han decidido ubicar sus oficinas en estas zonas de alto poder adquisitivo, aunque eso no significa que el Centro Histórico deje de ser una zona atractiva en muchos sentidos: turístico, laboral, comercial, y más.

2 comentarios:

¿Te trae recuerdos? ¡Cuéntanos tus anécdotas!