lunes, 27 de noviembre de 2017

¡Será el sereno!, pero...

Por Norma Márquez

Durante las noches del México colonial las calles eran vigiladas por el sereno, quien custodiaba farola en mano bajo el pregón “las doce y tooodo serenooo”, trasladándolo junto con su silueta por cada rincón de una ciudad, que si acaso contaba con algunas lumbreras al exterior de las casas.

El sereno, farola en mano


Sin embargo, no faltaría el trasnochado que rondara la oscuridad de las calles y a pesar de saber de la presencia del sereno, una sombra extraña temiendo la de algún maleante le haría expresar: “será el sereno, pero... ‘ámonos de aquí”. De ahí surgió tal expresión.


Y será el sereno. A pesar de haberse originado desde aquel entonces, dicha expresión se sigue utilizando ante la duda o la inconformidad de algún argumento. Es lo único que permanece del oficio de quienes fueran los primeros vigilantes nocturnos de las oscuras calles de la ciudad.  

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