Por
Norma Márquez
Dicen
que la intención es lo que cuenta, y en 1789 el padre Manuel Bolea
Sánchez de Tagle se consagró a una mientras le fue posible. Testigo
de la promiscuidad de los españoles sobre las mujeres mestizas e
indígenas de la capital de la Nueva España, ideó un sitio que
educara y protegiera a las jóvenes “que por su belleza y falta de
recursos estaban expuestas a la deshonra y, en consecuencia, a la
prostitución” (1). Tales características consiguieron que el
pueblo conociera su iniciativa como el Colegio de las Bonitas.
(2) Padre Manuel Bolea |
Firme
en su propósito, al año siguiente Bolea había reunido 150 mil
pesos con los que adquirió el terreno situado frente a la extinta
Plazuela Villamil – ocupada actualmente por la Plaza Aquiles Serdán
y el Teatro Blanquita, hasta el cruce con la calle Mina –, y con
una inversión de 250 mil pesos comenzó la construcción del colegio
sobre una superficie de 8,500 varas cuadradas (5,939 m² de terreno).
Sin
embargo, el padre Manuel Bolea murió en 1813 sin ver cristalizada su
obra. Además, la falta de un monto testamentario de 150 mil pesos y
el inicio del movimiento independiente dejaron al proyecto y sus
siete patios en una obra inconclusa. El terreno fue utilizado como
vecindad, bodega y trapería durante casi 50 años y en 1847 se
retomó para levantar la sede del noviciado de las Hermanas de la
Caridad, dando un giro al sueño de Bolea.
En
su momento se había corrido la voz del proyecto y había sido bien
recibido por la comunidad, al tratarse de un albergue no sólo para
niñas de la capital, sino de toda Nueva España, sin importar su
origen étnico ni condición. Tras la muerte de Bolea, su albacea
mudó el refugio a una sede radicalmente modesta bajo el nombre de
Piadoso departamento de colegialas niñas, pobres, españolas,
legítimas e ilegítimas, pero el Colegio de las Bonitas nunca se
materializó, y el sueño de Bolea quedó en una buena intención.
Plaza Aquiles Serdán en la actualidad |
El
material relativo al colegio es escaso, tal vez por tratarse de un
gran proyecto que finalmente no se concretó, y aunque el Colegio de
las Bonitas no dejó cimientos, el intento de Bolea marcó un
antecedente de la actual Plaza Aquiles Serdán y una huella en la
transformación de esta ciudad.
Fuentes:
(1) Mario González
García, El Colegio de las Bonitas, Boletín de Monumentos
Históricos, INAH, Tercera época, núm. 20 septiembre-diciembre
2010, pág. 48 a 50
http://www.boletin-cnmh.inah.gob.mx/boletin/boletines/3EV20P48.pdf
(2) José de
Alzíbar, (1730-1803), Retrato del Padre Manuel Justo Bolea, óleo
sobre tela, Museo Nacional de Arte, INBA Transferencia, 2000.
ExPinacoteca Virreinal de San Diego
Colección Digital
UANL. Colegio de las Bonitas, pag 356
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080011597_C/1080011598_T2/1080011598_093.pdf
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