Por: Norma Márquez
Tal vez por su
aire bohemio, por estar rodeada de vistosos comercios o por las calles que la
conforman, lo cierto es que en la colonia Condesa destaca el estilo
arquitectónico europeo que imperó durante el Porfiriato.
Aunque tal vez ni la
mismísima María Magdalena Dávalos de Bracamonte y Orozco, mejor conocida como
la tercera Condesa de Miravalle, imaginó que ella y su propiedad pretextarían
más tarde la popularidad de esta zona, que dio origen a la actual avenida
Ámsterdam. Pero no sólo una calle plácida, recreativa y por demás arbolada nos
llevó hasta ella; también su historia, magia y secretos. Aquí están:
Por Ámsterdam
¿derechito?, ¡imposible!
Rebaños y
sembradíos de maíz y maguey, llenaban los terrenos de la condesa en el siglo
XVIII. Sin embargo, tras cambiar de propietarios y ser fraccionados, en 1910
Porfirio Díaz mandó construir un hipódromo en los 70 metros de diámetro de la
actual avenida Ámsterdam, de ahí que no haya trazo reticular. Uno puede
recorrer la calle y terminar donde empezó, dado que mantiene su elipse
original.
¿Aristócratas,
en Peralvillo? ¡Ni lo mande Dios!
Y no es que a
la ciudad le hiciera falta un hipódromo. Pasa que la aristocracia porfiriana acostumbraba
llenar sus ratos de esparcimiento acudiendo a corridas de toros o carreras
ecuestres, pero Porfirio Díaz consideró que la muy popular pista de Peralvillo
no era el sitio ideal para la alta sociedad, así que dispuso esta, mucho más
lujosa y confortable, evitando que los acaudalados se trasladaran al empolvado Hipódromo
de Peralvillo.
Pero ¿y la
condesa?
Los 123 años
que duró la prosperidad de los terrenos de la condesa no pasaron
desapercibidos. En honor a ella y a su familia se diseñó el Jardín Miravalle en
el límite norte de su propiedad: las actuales calles de Durango y Oaxaca, donde
hoy encontramos la Plaza de las Cibeles.
Inmueble típico de la zona |
Regresemos a
Ámsterdam
Además de guardar
la forma original del hipódromo, la importancia de Ámsterdam radica en que fue
la guía para trazar el resto de la colonia. Por si faltaran elipses, la calle
más famosa de la Condesa cuenta con tres pequeñas glorietas que llevan el
nombre de renombradas cumbres en nuestro país: Popocatépetl, Iztaccíhuatl y
Citlaltépetl, dando aún más peculiaridad a la avenida.
Mezclado con construcciones vanguardistas, buena parte del mobiliario urbano inicial aún se conserva, como las bancas adornadas con azulejos franqueadas con un farol estilo Art Decó, que acompaña el recorrido de los corredores que acostumbran ejercitarse, aprovechando el camellón ovalado de esta calle como pista, cuya extensión de dos kilómetros incluye postes que marcan la distancia recorrida para récord de los corredores.
Una de tantas bancas originales |
Así que,
además de buena mesa, café y una engalanada atracción urbana, ya tienes a la
mano algo de la historia, magia y secretos de la célebre avenida que cimentó
esta famosa colonia en la delegación Cuauhtémoc.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Te trae recuerdos? ¡Cuéntanos tus anécdotas!