Por: Norma Márquez
La fundación de México y la defensa de Tenochtitlan se
representan en el cruce de Insurgentes Norte y Paseo de las Jacarandas (Circuito Interior). Dos
transitadas arterias que rodean al Monumento a la Raza, haciendo imposible
apreciarlo desde el coche. Sin embargo, 50 metros de pirámide no pasan
desapercibidos, y el puente peatonal sobre Insurgentes da algo más que paso a
los transeúntes.
La cúspide muestra un águila devorando una serpiente
sobre un nopal, que el artista hidrocálido Jesús F. Contreras esculpió para originalmente
ocupar la cúpula del Palacio Legislativo durante el Porfiriato, junto con los
leones que ahora se encuentran en el acceso al Bosque de Chapultepec sobre
Paseo de la Reforma.
Monumento a La Raza |
Sin embargo, después del movimiento revolucionario de
1910, el proyecto inconcluso terminó como el actual Monumento a la Revolución y
el águila pasó a formar parte del Monumento a la Raza, cuyos tlatoanis
recuerdan la formación política del México-Tenochtitlan con la Triple Alianza,
basada en tributo, impartición de justicia y campañas militares.
Vista desde Av. Insurgentes Norte |
Una muestra del poderío prehispánico que
actualmente, por transitado que se halle, es posible remembrar con semejante obra,
que recuerda nuestra identidad e historia. No en vano, el hospital del Seguro
Social lleva su nombre y las estaciones del Metro y Metrobús, además, su
silueta.
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