Por Norma Márquez
Sin duda, uno de los rincones
más evidentes en el cruce de Av. De la Paz con Insurgentes Sur, y que no por nada
nombra una estación del Metrobús, es el Parque La Bombilla, un memorial para el
ex presidente y combatiente revolucionario Álvaro Obregón.
Inaugurado en 1935, este lugar
es más que sólo un respiro visual, pues tanto el parque como las estatuas
esculpidas por Ignacio Asúnsolo y la obra monumental del arquitecto Enrique
Aragón, marcan el punto exacto donde Obregón fue asesinado a manos de José de
León Toral, en el extinto restaurante conocido como La Bombilla.
Fue el 17 de julio de 1928
cuando Obregón acudiera a este sitio tras la convocatoria de diputados guanajuatenses.
Entre música de banda y platos dispuestos con mole, Toral pasó inadvertido como
dibujante de retratos, rondando a uno y otro comensal hasta aproximarse a
Obregón.
Relajado, a la espera del postre y con su melodía favorita El
Limoncito como fondo, éste contempló afable el retrato trazado por Toral, sin
saber que su cercanía facilitó los seis tiros que le asestaría hasta dejarlo
sin vida.
El nombre de aquel escenario
fatal se mantiene hasta hoy en el parque y en la estación del Metrobús, pero
indudablemente la inscripción está en el monumento, que durante años exhibió en
formol el brazo derecho que perdiera Álvaro Obregón en 1915, unos dicen que en
Guanajuato y otros que tras la detonación de una granada durante una batalla en
Celaya.
Lo cierto es que, para haber
sido escenario de un crimen, un monumento rodeado de fuentes, áreas verdes,
juegos infantiles, bebederos y hasta WiFi gratis y bancas con acceso a USB
convierten a La Bombilla en un moderno y plácido memorial para el caudillo.
Y
no está de más comentar que en este parque también se encuentra una de las dos especies
de ginkgo biloba únicas en México, traída por el ingeniero Miguel Ángel de
Quevedo, también conocido como El Apóstol del Árbol. Pero esa…esa es otra historia.
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