Por: Norma Márquez
Francamente no supe a qué
darle prioridad: si a la actualidad de la oferta cultural del instituto, o a la
antigüedad del monumento medieval que lo cobija sobre el número 1500 de la
transitada Avenida Revolución. Pero inclinándome hacia el orden cronológico, la
entrada principal es sólo la antesala de lo que aparenta ser un claustro
construido en el siglo XII y una capilla gótica que data del siglo XIV.
Por ello es fácil suponer que,
como muchos otros, sus muros guardan la historia de un monasterio más levantado
desde tiempos inmemorables en la ciudad; sin embargo, pocos saben que en ella
no hubo vida conventual o que las piezas de esta obra arquitectónica fueron labradas
en la ciudad española de Ávila, y traídas aquí tras una larga escala entre España
y Nueva York.
Resumiendo un prolongado itinerario,
fue hasta los años 20 cuando el magnate estadounidense William Hearst adquirió
las piezas en España, con el fin de trasladarlas en barco para enriquecer su colección
de antigüedades en Nueva York. Pero el brote de una epidemia de fiebre aftosa en
España puso en cuarentena hasta las mismísimas cajas que contenían las piezas.
Éstas permanecieron arrumbadas
en un almacén de Nueva York, hasta que los herederos del magnate las pusieron
en venta, y el coleccionista mexicano Nicolás González Jáuregui las adquirió para
ensamblar las piezas que poco a poco formarían parte de su residencia. Sí, en
el 1500 de la actual Av. Revolución, y la adquisición no fue poca cosa, pues este
es uno de los dos únicos monumentos medievales de origen español que sobreviven
en América. El otro es el Monasterio de Sacramenia, en Florida, adquirido por
Hearst.
Actualmente, y desde 1973, el
Instituto Cultural Helénico mantiene el objetivo de su fundador Pablo de
Ballester, quien centró sus actividades a la difusión de la cultura griega y
helénica. De ahí el nombre del centro, cuya labor se ha extendido a la
impartición de conferencias, talleres, cursos y diplomados enfocados a la
historia, el arte y el humanismo que lo mantienen como renombrado promotor de la
cultura en México.
Nuevamente encuentro en tu narración, más cosas interesantes y en la que nos introduces a bienaventuras de algunas gentes como Dn. Pablo Ballester que nos deja lugares para difundir la cultura griega y helenística.
ResponderBorrarMuchas gracias Hija.
Al contrario, papi. Saber que resulta interesante, en este caso para ti, impulsa todavía más mi curiosidad por investigar, porque compartir las historias escondidas de esta gran ciudad me "obliga", primero, a aprender y eso, junto con tu lectura y comentarios, me llena de satisfacción. ¡Muchas gracias!
Borrar