Por: Luz E. Torres.
Recuerdo que de niña me ponía muy feliz cuando veía –a
través de esa pequeña vitrina- las gelatinas de tantos sabores, colores y
aromas, y más me gustaba...
porque me la “comía” acompañada de una deliciosa
“Chaparrita”, y para quienes no saben qué es, pues les comento que en los años
80, era el refresco favorito de vari@s de mi generación y había de tres
sabores: uva (el “best”), naranja y piña.
Pero retomando al Personaje de hoy, me acuerdo muy bien cómo se vestía el Sr. de las Gelatinas: un delantal y un gorrito blanco, quien nos recibía muy afable y sonriente a cuánt@s niñ@s llegáramos a su local, que se encontraba en las calles del mero Centro Histórico (esquina de República de Nicaragua y una cerradita), lamentablemente ir ahí -en la actualidad- resulta imposible, ya que los ambulantes han ocupado toda esa zona.
Sin embargo, creo que ver al vendedor de gelatinas sigue teniendo el mismo efecto en cualquier niñ@ de hoy, como de antaño, y es que mi peque cuando pide una, lo hace con tanto entusiasmo, que hasta me la antoja :). Lo mejor, es que puedes encontrar gelatinas de muchos y muy variados sabores:
• Las típicas: de limón, uva, piña, grosella, naranja …
• Las de leche: de pistache, de rompope…
• Las que tienen frutas, como: durazno, manzana, pasa…
• Las de semillas, como: como piñón o nuez…
Lo cierto es que (tristemente) cada vez te encuentras con
menos frecuencia al “Sr. de las gelatinas”, así que hoy, a través de Tenoch,
queremos AGRADECERLES a ell@s, que sin querer, generan sonrisas en los rostros de
quienes aún disfrutan comer estos “simpáticos” postres multicolores, tan es
así, que hay quienes hasta buscan una banquita o una banqueta para poder
saborearlas, al punto de pasar la lengua por sus labios, y “rascan” el fondo
del vasito, esperando que "mágicamente" haya más "jellou",
lo cual es señal de que estuvo “a pedir de boca, de rechupete, de lux”, y otros
varios sinónimos.
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