lunes, 8 de junio de 2015

Un “palacio” de azulejos, y no precisamente por el “príncipe azul”

Por: Luz Eréndira

Esta casona es un referente del Centro Histórico de la Ciudad de México, y aunque no es el típico palacio de un cuento de hadas –ya saben de cristal, con grandes ventanales, muy luminoso y habitado por reyes, princesas y esas...


...jaladas- lo cierto es que el Palacio de los Azulejos –como originalmente se le llamó- situado entre las calles Francisco I. Madero y Cinco de Mayo, se caracteriza por su bella fachada, que sobresale de entre el resto de edificios, por sus azulejos,al parecer traídos de una alfarería de talavera de Puebla, 
aunque hay dos versiones respecto al origen de éstos: una indica que fueron hechos y traídos desde China ; y la otra nos dice que los fabricaron frailes dominicos en Puebla.




No se sabe a ciencia cierta a partir de cuándo se le comenzó a decir Casa de los Azulejos, lo que sí es un hecho es que su historia se remonta al siglo XVI, y fue construido en estilo churrigueresco –que dicho sea de paso “nos trajeron” los españoles cuando “nos conquistaron”- y se distingue por una recargada decoración.

Según la información que nos proporcionó la Asociación de Cronistas de la Ciudad de México, que a su vez fue apoyada por FUNDARQMX (Fomento Universal para la Difusión Arquitectónica de México) otra característica que llama la atención del inmueble es la decoración de los barandales y balcones, que al parecer, los trajeron de China.


Asimismo, la fuente y lo que era el patio central (hoy es un salón comedor) son de sus principales atractivos,además de estar ubicado en un lugar de mucha afluencia de transeúntes, turistas y visitantes que caminan por esas calles, tan es así que lo mismo puedes encontrarte al típico organillero “amenizando” el paseo,

 o también puedes ver botargas de diferentes personajes animados intentando “cazar” la atención de los niños, para que sus papás les tomen una foto con ellos por la “módica” cantidad de 10 pesos, y eso que utilizas tu propio celular y hasta les pagas, pero en fin, eso “ya es harina de otro costal”.


Son varias las historias y leyendas que refieren a esta casona, aunque la más conocida habla de que uno de los condes del Valle de Orizaba, tenía un hijo que sólo pensaba en fiestas y derroches, y el padre cansado de tantos regaños le lanzó un reto: “hijo, tú nunca irás lejos, ni harás casa de azulejos”, pero pasó el tiempo y poco a poco el joven cambió de vida y reedificó el Palacio azul, revistiéndolo de azulejos.


Esta antigua casona tiene fama de haber sido escenario de hechos poco usuales, como terremotos, apariciones “mágicas”, ¡vamos, hasta de asesinatos! :/ .

Fue así como el 18 de octubre de 1731, la condesa del Valle de Orizaba doña Graciana de Vivero y Peredo era muy devota del Cristo de los desagravios, y que pidió prestada al convento de San Francisco , aunque el siguiente 7 de noviembre se registró un fuerte terremoto que sacudió a la ciudad entera, por lo que el hijo de la Condesa –José Suárez- 
recorrió la casa para ver los daños que había sufrido el inmueble, y acercándose a la sala en donde estaba la imagen, notó que estaba húmeda, levantó los ojos para ver su rostro y estaba completamente desfigurado, lo cual fue considerado como un “milagro”.

Otra anécdota es la que les contamos anteriormente aquí mismo en Tenoch, de dos nobles hidalgos iban en sus respectivos carruajes y se encontraron de frente y ninguno se dio el paso, por lo que el virrey tuvo que intervenir, 

quien les ordenara que –luego de llevar tres días sin moverse- despejaran la calle y salieran por donde habían llegado.


Para 1828, los condes del Valle de Orizaba seguían habitando la propiedad, y en pleno motín de la Acordada (disturbios ocasionados por los resultados electorales de las segundas elecciones presidenciales de México “-¿les suena? Qué raro, ¿no?-”, los inconformes apoyaban a Vicente Guerrero, quien había “perdido” los comicios, frente al
entonces ministro de guerra Manuel Gómez Pedraza) el oficial Manuel Palacios penetró en la Casa de los Azulejos justo cuando el ex conde Andrés Diego Suárez de Peredo bajaba la escalera y le acometió varias puñaladas, cayendo al suelo sin vida.
Como en todo suceso, siempre hay diferentes versiones, aunque –según indican los mismos documentos proporcionados por FUNDARQMX- se trató de una venganza personal del oficial, ya que el ex conde don Diego se oponía a que tuviese relaciones con una joven de la familia, por lo que el culpable del homicidio fue ejecutado en la Plazuela de Guardiola.



Años más tarde, la familia Iturbe compró la vivienda y fue habitada por Rafael de la Torre, y posteriormente por Sebastián de Mier; para 1891 la ocupó el Jockey Club de México, y a principios del siglo XX los hermanos Sanborns inauguraron la droguería y la primera fuente de sodas en México.

En la actualidad, la Casa de los Azulejos alberga a la tienda Sanborns, llamada debido a que los hermanos Walter y Frank Sanborn en 1903 introdujeron un concepto innovador, ofrecer una cafetería, con fuente de sodas y farmacia, y llegar a ser de las más concurridas de la ciudad. Para 1917 rentaron esta casona, ya que originalmente se instaló en la calle de


Filomeno Mata. En esos años, al inmueble se le realizó una remodelación de casi 2 años para agregarle un restaurante, tienda de regalos y revistas, así como una tabaquería, haciendo que desde su inauguración en el año de 1919, se convirtiera en todo un éxito y, hasta finales del siglo XX fuera uno de los restaurantes y cafés más concurridos de la ciudad.


En cuanto al logotipo de dicha tienda (unos búhos)  es porque ahí comenzaron a vender medicamentos, ya que lo particular de esta droguería –raro en esa época- es que la cerraban hasta después de la media noche.





Actualmente, en la escalera –que fue testigo del crimen del ex conde don Diego- puede contemplarse el mural de José Clemente Orozco, llamada Omniciencia, fue en 1925 cuando el artista plástico lo pintó. 
Recuerden que sólo es cosa de salir de casa a explorar las calles y recovecos de Tenoch, seguramente en ellas encontrarán, esas Historias escondidas de la Ciudad de México.

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