miércoles, 10 de septiembre de 2014

Las Calles de la Col. Santa Ma. la Ribera (2a. parte)

Por: Luz Eréndira.

La “sabiduría” popular indica que la segunda colonia en haber sido fundada y/o formada en la Ciudad de México es...

...la Santa María la Ribera, mientras que la primera fue “La Guerrero”. Asimismo, me contaron que al Mercado de Santa María, mejor conocido como “La Dalia”, se le dice así ya que quien lo inició era un comerciante que tenía un puesto de comida, y que para “jalar” clientela, a todos sus comensales les regalaba una dalia al terminar de comer; eso debió haber ocurrido poco antes de ser inaugurado allá por 1925; considero que para esa época fue una excelente estrategia de mercado, ¿no creen?

De acuerdo con registros, en la década de los 60, pero de 1800, el fenómeno de nuevas colonias implicó un reacomodo de la composición social en la ocupación del territorio citadino, y que todas ellas provenían del casco antiguo de la ciudad; ya fuera que se alojaran en casonas unifamiliares o en edificios grandes que albergaban a más de 2 familias, las cuales contaban con todos los servicios habitacionales. Al salir del área central, esos espacios fueron convertidos en poco tiempo, en viviendas colectivas para un mayor número de familias usuarias.

En muchas de esas ocasiones esas antiguas casonas que resguardaron a quienes se mudaron a los nuevos barrios se transformaron en vecindades, aunque curiosamente ese fenómeno social también se ha modificado, y es que actualmente (más o menos a partir del año 2010 a la fecha), este tradicional suburbio forma parte de un programa llamado “Reciclaje Urbano”, que consiste en construir sobre las casonas o vecindades ya muy deterioradas, o de plano, tirar y “levantar” una nueva construcción, con la finalidad de reposicionar a “la Santa María”, para que adquiera una nueva plusvalía, y así formar un mejor y más planeado paisaje citadino.

De acuerdo con la “vox populi”, una particularidad “triste” que ha vivido la Santa María, es que posterior a los movimientos telúricos de 1985 (19 y 20 de septiembre), la colonia se vio “invadida” por nuevos inquilinos, es decir, a consecuencia del deterioro que sufrieron muchas construcciones del centro de la Ciudad, las familias que las habitaban tuvieron que emigrar a lugares que no los alejaran tanto de su trabajo, por lo que algunas de las viviendas que estaban abandonadas o en malas condiciones, fueron el “pretexto ideal” para que los damnificados las ocuparan, y como no tenían la “preocupación” de pagar o de estar “en regla”, algunos de ellos se dedicaron a ser amantes de lo ajeno, lo que ocasionó que la Sta. María adquiriera la fama de ser un barrio peligroso, y aunque hoy en día –en menor medida- sigue dándose este tipo de prácticas que demerita a la población “original”, los nietos o bisnietos de los habitantes que ocuparon en sus inicios esta colonia, ellos no dejan de trabajar y esforzarse por el bien de su colonia, que durante mucho tiempo se caracterizó por ser tranquila.

MUSEO DEL CHOPO
Como es sabido, esta colonia goza de muchos edificios y casonas muy característicos, pero uno que sin duda no pasa desapercibido por su fachada y estructura, lo que lo hace por demás emblemático, es el Museo del Chopo, el cual comenzó a construirse a principios de los 1900 (específicamente en 1903), los encargados fueron los ingenieros Bacmeister, Ruelas y Dorner. Este se ubica se ubica sobre la calle Dr. Enrique González Martínez 10, a unos cuantos pasos de la av. Ribera de San Cosme.
Entrada principal del Museo del Chopo. 

Se tienen registros que indican que en 1910 (para festejar los 100 años de “independencia”), el también conocido “Palacio de Cristal” fue inaugurado con una exposición sobre Japón, a la que asistió (no podía faltar en la foto) el entonces presidente Porfirio Díaz, así como el embajador japonés K. Horigoutchi. Posterior a este acontecimiento, este inmueble tuvo poco, prácticamente nulo uso, por lo que en 1913 fue adquirido por el gobierno de la ciudad, con la finalidad de instalar allí el Museo de Historia Natural, y fue tal la aceptación y el auge de este recinto cultural, que –según registros históricos- en 1922 al día lo visitaban 1,200 personas.
Fachada del Museo del Chopo, resaltan sus torres metálicas.

Aunque para 1964 la ruina –tanto del edificio como de su acervo – era evidente, se determinó su cierre definitivo, mientras que su colección fue distribuida entre el Museo de Historia Natural de Chapultepec, el Museo de Geología e institutos, escuelas y facultades de la UNAM. Fue tal el deterioro que presentaba, que para 1969 se llegó a considerar venderlo como chatarra, y a raíz del estado tan deplorable de la construcción, en 1971 fue escenario para el rodaje de dos películas: La mansión de la locura, de Juan López Moctezuma; y el Recodo del Purgatorio, de José “El perro” Estrada.

Debido a que en 1973 se aprobó la Ley de Monumentos Artísticos e Históricos, el INAH catalogó al edificio como tal, por lo que la UNAM comenzó el rescate y restauración del inmueble; y para el 25 de noviembre de 1975, el entonces rector de la Máxima Casa de Estudios Guillermo Soberón Acevedo, reinauguró el Museo del Chopo, y así comenzó una nueva historia dedicado a la difusión y apoyo a la cultura.
Placa que anuncia la reinauguración del edificio por parte de la UNAM.

En la época actual también ha “sufrido” ciertas modificaciones, ya que se mantuvo cerrado del año 2006  al 2008, con la finalidad de “servir de mejor forma a las necesidades del arte contemporáneo”, algunos de los cambios son: “se duplicaron las galerías, la construcción de nuevos espacios de servicio para el público, la adaptación de áreas funcionales y la modernización del equipamiento; con la intención de presentar todo tipo de muestras y tener condiciones adecuadas para las actividades escénicas y cinematográficas”.
Parte izquierda de la última remodelación del museo.

En sus más de cien años de haber abierto sus puertas al público, ha sido y es una referencia no sólo para los vecinos de la tradicional Santa María la Ribera, sino para estudiantes, y todos aquellos visitantes que gustan de disfrutar la cultura, sin embargo, como toda construcción antigua, el Museo del Chopo “esconde historias” que forman parte de la vox populi:

“LA ALEMANA”
Esta historia cuenta que dentro del inmueble, especialmente en el sótano 2 se aparece una niña, a la que han bautizado como “la alemana” (cabe mencionar que la estructura metálica con la que está construido provino de Alemania) –y la llaman así debido a sus características físicas: cabello rubio, piel blanca y ojos claros- quien hace “presencia fantasmal”, que hace travesuras y ruidos, pero no asusta, según los trabajadores de vigilancia e intendencia de este recinto, se aparece en los baños, en la Mediateca, y que en los últimos trabajos de remodelación fue cuando cobro más fuerza esta historia escondida.
Tienda del museo.
 “Escondite de un HÉROE”

Otra historia indica que durante la “revolución” este inmueble fue escondite del generalísimo Emiliano Zapata y sus ayudantes, y lo utilizó para elaborar sus planes en pro de los más desprotegidos.
Parte derecha de la última remodelación.

Agradecemos a la página http://www.chopo.unam.mx/ por la información obtenida, así como a los vigilantes que nos compartieron este par de historias escondidas del Museo del Chopo.

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