Por Norma Márquez
O.
Es
sábado frente a la Plaza de la Ciudadela, y Yolanda y Paco lo saben. Desde
hace 70 años sacan jugo al toque festivo de la explanada para
regalarse un rato de danzón, el legendario ritmo cubano que llegó a
México a finales del siglo XIX para privilegio de quienes gustan
seguir el compás del cuadro, columpio y paso lateral.
Yolanda y Paco |
Y
ahí están Yolanda y Paco, sin falta. Esta vez engalanados de blanco
y amarillo: él, con traje y sombrero con pluma tendiéndole la mano
a ella, quien luce una flor sujeta en el cabello en tanto sostiene el
abanico que de vez en vez abre con destreza para hacerlo destacar;
eso sí, sin perder el ritmo.
Paco
está convencido de que el danzón es vida, y sí le creo. Resuena en
la explanada, mientras que a ambos les sobra ritmo, cadencia,
energía. Su semblante es evidente; el placer que les provoca un rato
de baile debe ser tal que tras 70 años continúan la tradición,
citándose en punto de las 11 frente a la Plaza de la Ciudadela. Es sábado,
y Yolanda y Paco lo saben.
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