Por: Luz Eréndira Torres R.


En la esquina
de las Calles Río de Janeiro y Durango –de la Col. Roma norte- exactamente a un
lado del parque Plaza Río de Janeiro –en el que está la fuente con la escultura
“El David”- está el edificio Río de Janeiro, del cual “dicen” que ahí espantan.

Su fachada tiene un estilo muy peculiar y excéntrico y resalta de entre los
demás por su color ladrillo, además porque una de sus torres asemeja el sombrero de una bruja, más dos ventanas -que serían como sus ojos- que están debajo de dicha “cúpula”, lo que forma el rostro
de una bruja, llama mucho la atención es que esta “cúpula” está muy visible
a la calle.
Asimismo, esta
casona antigua también es conocida porque José
Emilio Pacheco, autor de la novela Morirás lejos, se desarrolla en este
edificio; por su parte, Sergio Pitol
lo convirtió en el escenario de su obra El desfile del amor, mientras que Carlos Fuentes la describe como una “monstruosidad roja”, debido a su
característico color ladrillo.
Según cuentan,
este edificio desde hace mucho se le ha conocido como la “Casa de las brujas”,
pues de él salían muchas mujeres mayores. Se dice que iban a ver a una chamana llamada Pachita, que vivió varios años en los cuartos de servicio, incluso
que iban a verla políticos y famosos para pedirle “favores”.
También se
rumora que Pachita también practicaba sanaciones algo “salvajes”, ya que utilizaba
cuchillos para abrir a sus pacientes y sacarles tumores o cualquier tipo de dolencia
que tuvieran.
Sin embargo,
se dice que en el antiguo edificio espantaban desde antes de Pachita, y es que
en los años 40 y tantos, el lugar estaba rodeado de escuelas, y a raíz de que los
niños veían la “fachada” en forma de bruja, comenzaron a decir que en ese lugar
asustaban.
Pronto fueron
quedando en el olvido estas historias, no obstante, el relato de una “supuesta”
habitante las revivió, al asegurar que cuando se mudó a uno de los
departamentos, tuvo una sensación muy extraña, por lo que llamó a una experta
en Feng Shui, quien le reiteró que efectivamente en esa casa había una energía
muy pesada. Además, contaba que luego de revelar un rollo, en las fotografías
se veían –presuntamente- muchos rostros, pero lo que de plano la hizo salir de
ahí, fue el hecho de escuchar ruidos extraños, como el piso era de madera, pensaba
que eran pisadas de los vecinos, sin embargo, se enteró que nadie vivía en los
departamentos contiguos, motivo por el cual decidió irse a otro lugar.
Recuerden que
sólo es cuestión de salir de casa a explorar las calles y recovecos de Tenoch, seguramente encontrarán esas Historias
escondidas de la Ciudad de México.
Fuente.- Barona, Oliver. Leyendas de la Ciudad de México.
Editores Mexicanos Unidos.
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