Por Norma Márquez
Con
Mayahuel como encarnación prehispánica del agave, cuya muerte bastó
para que la intervención divina de Quetzalcóatl hiciera de éste un
líquido de connotaciones sagradas, inició la leyenda del pulque,
una bebida que a pesar de la modernidad todavía requiere entre siete
y 15 años de paciente maduración del agave sólo para extraer la
savia. Seis meses después de fluir, el aguamiel es recolectado antes
de que seque el agave. Luego, a esperar entre 12 y 48 horas de
fermentación.
Se
dice fácil, pero su obtención requiere un cuidadoso y extenso
ritual. Tal vez por ello el pulque no estaba al alcance de todos,
pues en la época prehispánica era exclusivo de los dioses. Luego,
sólo podían consumirlo los ancianos, los enfermos, las mujeres
recién paridas y los hombres que realizaban el trabajo pesado. Sólo
la fiesta del décimo mes dedicada a los muertos daba licencia a los
adultos para beberlo.
Pero
la popularidad del pulque no se limita a su historia. Entre otras
propiedades, contiene proteínas, vitamina C y vitamina B2 que le han
dado fama nutricional. Por ello no es de extrañar que incluso los
niños todavía lo consuman en poblaciones rurales.
Detrás
hay una larga historia. Desde la intervención de Quetzalcóatl,
pasando por los códices, crónicas, estudios y la leyenda de su
origen, han hecho de ésta una bebida arraigada a nuestra cultura,
identidad y a una antigua tradición de cultivo que se ha mantenido
intacta durante siglos.
Fuentes:
El pulque,
sitio web Arqueología Mexicana, sección México Antiguo.
Nota de la
redacción, 10 cosas que debes saber sobre el pulque, sitio
web Sin Embargo, sección Magazine SD, 10 de diciembre 2011.
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