Por: Norma Márquez
Seguramente
los vecinos de la colonia San Diego Churubusco tendrán más noción de los
secretos que guardan sus rumbos, entre ellos los de la calle 20 de Agosto, que para
una inexperta visitante como “su servilleta” sólo parecía una vía repleta de
comercios y viviendas, asediada por la vecindad de la estación del Metro
General Anaya… gran error.
Y aunque no sobra ubicar la tienda de conveniencia o
la sazón de doña Aurelia en su negocio de tlayudas, esta pequeña avenida es una
muestra más de que los grandes enigmas de la Ciudad de México no sólo quedaron
de manifiesto en el Centro Histórico.
Hoy, bulliciosa
en las inmediaciones de Calzada de Tlalpan y silenciosa en sus entrañas, a la
calle 20 de Agosto no le pesa ni tantito el tránsito o la modernidad para mantener
lo mucho, pero mucho que guarda digno de narrar, entre su historia, magia y
secretos.
¿Por qué 20
de Agosto?
Porque en esa
fecha, pero de 1847, el actual Museo Nacional de las Intervenciones – antes Convento
de Churubusco – fue el escenario donde las tropas mexicanas, apoyadas por el
Batallón de San Patricio, combatieron contra la invasión estadounidense para
detener su avance hacia la capital, durante la llamada Batalla de Churubusco. Pero
vamos por partes.
Del bullicio
a la calma, y de ahí al estruendo
Efectivamente,
partiendo en contrasentido desde Calzada de Tlalpan, la calle 20 de agosto
parece ser una más colmada de vida moderna, pero basta adentrarse para dejar el
bullicio y olvidarlo por completo en el cruce con Rafael Oliva, donde definitivamente
la perspectiva visual y sensorial cambia con la quietud de la Plaza Batallón de
San Patricio junto con el Monumento a los Héroes de Churubusco como antesala del
ex convento.
Un sitio tan plácido que hace difícil imaginar aquellos días de
1847, cuando, en medio de la revuelta, el estruendo de los cañones que todavía
se conservan seguramente hizo retumbar y ensordecer la zona durante la batalla.
Sin embargo, conviene darse una idea echándole una mirada a los muros, que aún
guardan las marcas de las detonaciones contra el estratégico fuerte.
Uno de los cañones. Atrás las detonaciones |
Todo en uno: primero,
un señorío
Regresemos al
principio. En la época prehispánica, este lugar fue un centro ceremonial
dedicado a Huitzilopochtli y una de las tantas fuentes de abastecimiento de
agua para la antigua Tenochtitlan (recordemos que el Río Churubusco alguna vez
fue un río de verdad). De hecho, Churubusco es una palabra de origen náhuatl,
originada de Huitzilopochco. Castellanizada como la conocemos actualmente, nombra
al río, al convento y, por supuesto, al eje que hoy forma parte del Circuito
Interior.
Luego, un
convento
Los frailes
dieguinos se establecieron ahí en el siglo XVI dedicando una incipiente
construcción a Nuestra Señora de los Ángeles. Gracias a los donativos otorgados
a la orden, el convento se erigió como lo que es hoy, un imponente monasterio que
alcanzó su mayor esplendor un siglo después, y del que destaca un próspero
huerto para la práctica de la herbolaria y el baño de los placeres, utilizado
para la sanación de los frailes a manera de temascal.
Vista desde la entrada del ex convento |
Más tarde, cuartel
general
Ante la
inminente invasión estadounidense, los frailes dieguinos se vieron forzados a
desalojar el convento, cuyos grandes muros bordeando una zona estratégica para
detener el avance estadounidense, lo convirtieron en el sitio óptimo para instalar
ahí el cuartel de las tropas mexicanas.
El resto ya
lo conocemos, pero no está de más destacar que aunque la de Churubusco fue una
batalla victoriosa para el ejército estadounidense, también representó una
heroica defensa por parte de las tropas mexicanas hasta la última metralla. Una
derrota con la frente en alto que inmortalizó la frase del general Pedro María
Anaya frente al militar estadounidense David Twiggs, quien, luego de la derrota
mexicana, exigió a Anaya las armas y municiones sobrantes. Éste respondió: “Si
hubiera parque, no estaría usted aquí” refiriéndose a los cartuchos que exigía
Twiggs. Por cierto, general Anaya… ¿te suena a estación del Metro? Por algo
será.
Y finalmente,
un museo
No hay duda
de que la fortaleza del ex convento quedó de manifiesto en el actual Museo
Nacional de las Intervenciones, que además de mostrar la vida conventual del
siglo XVII, expone una serie de históricas batallas e invasiones extranjeras vinculadas
con nuestro país, más allá de la Batalla de Churubusco...
Admito que
esta calle pudo haber pasado desapercibida para mí, por eso cabe insistir que,
si bien la vida moderna nos provee de facilidades para transitar por la ciudad entre
la prisa de la rutina diaria, también vale tomarse un respiro para observarla con
curiosidad sin dar por hecho nuestros pasos. Más allá de la comodidad que da la
urbanización, la calle 20 de Agosto tiene suficiente memoria que compartir, en
medio de la historia, magia y secretos de la Ciudad de México.
FUENTE: Heraldo,
Códigos Postales de México; Wikipedia, enciclopedia libre; La Jornada, artículo
de Ana Mónica Rodríguez “Viaje en el tiempo para conocer la vida monacal en el
ex Convento de Churubusco; Sitio web Secretaría de Cultura.
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