Por: Norma Márquez
Paseando por
la plácida y coqueta calle de Regina, pocos podrían imaginar que por ahí del
siglo XVIII, cuando esas latitudes ya se consideraban alejadas del centro y por
tanto menos pobladas, lo insalubre y descuidado de uno de sus tramos le dio
suficiente fama para ganarse el mote de El Piojo.
Tal
desprestigio, junto con otros tramos como Cruz Verde, Pachito, Manito, Corazón
de Jesús y aún ya como Regina continuó hasta hace algunos años, pues ni el
alumbrado público ni la pavimentación moderna del siglo XX lograron borrar la
reputación de esta calle, considerada oscura e insegura.
Tramo peatonal de Regina |
Hoy, para
fortuna del turista nacional y extranjero, el primer tramo de Regina puede
recorrerse plácidamente a pie tras más de un año de obras de restauración, salvándolo
de embotellamientos y acercándola a los paseantes.
Peatonal de
Bolívar a 20 de Noviembre y vial de ahí a Jesús María, Regina contrasta en
construcciones y comercios pues algunos, que tras generaciones corrían el riesgo
de desaparecer por la mala fama que adoptó la calle, luego de la remodelación
persisten y ahora hasta conviven con la vanguardia de una llamativa fachada de
Garnier. Aquí algo de su antiquísima historia y leyenda.
Plaza Regina
Calle y plaza
reciben su nombre de quien cobijan: el imponente templo de Regina Coeli,
fundado en 1553 como uno de los primeros espacios construidos en la ciudad para
la predicación de la fe y uno de los más ricos de la Nueva España.
Con las Leyes
de Reforma, las monjas concepcionistas fueron exclaustradas y el convento,
templo y claustro fueron seccionados. Sin embargo, las monjas fueron reubicadas
durante el imperio de Maximiliano.
Tras dos
periodos de remodelación es posible admirarlo junto con algunos de los frescos
originales que aún se conservan en su interior y disfrutar los conciertos de
cámara y ópera que se ofrecen todos los miércoles. Cabe decir que en septiembre
de este 2014 se hizo un inventario del acervo documental y musical del templo,
con el fin de rescatarlo del inevitable paso del tiempo.
La
filantropía de Béistegui
El deseo de
María Concepción Máxima Béistegui y García era ceder sus bienes para fundar un
hospital que se cristalizó en el que fuera el claustro del templo de Regina
Coeli. Fue en 1886 cuando se inauguró el Hospital Concepción Béistegui, que
luego se convirtió en asilo de ancianos, lugar que prevalece y que también da
espacio para eventos sociales. Por cierto, una calle de la colonia Del Valle
lleva su nombre, pero esa es otra historia.
Hospital Concepción Béistegui |
Un jardín
vertical ¿por qué no?
Vale aquí una
mención a la Universidad del Claustro de Sor Juana, campus Regina por el valor
histórico que guarda entre sus muros. Con cerca de cuatro mil metros cuadrados
y comunicado con el ex Claustro de Sor Juana a través del Callejón de San
Jerónimo, este campus da lugar al Restaurante Escuela Zéfiro, en lo que fuera
la celda de la marquesa de Selva Nevada.
Por si fuera
poco, y a falta de áreas verdes en la ciudad, un jardín vertical siempre se
agradece. Tal es el caso de la fachada de este edificio, cuyo original diseño
corrió a cargo de la marca de productos de belleza Garnier.
La Familia
Burrón en la obra de Diego Rivera
El legado del
muralista Diego Rivera y del caricaturista Gabriel Vargas se juntan en este
espacio que evoca la obra pictórica Sueño de una tarde dominical...en el
Callejón del Cuajo con los personajes de la entrañable Familia Burrón, a manera
de homenaje para ambos íconos de la cultura popular mexicana.
El predio fue
rescatado para albergar un área de juegos infantiles que los vecinos y
paseantes aprovechan como un anexo del, ya de por sí, plácido andador de
Regina.
Casa Vecina,
por la expresión ciudadana
En la esquina
con el 1er. Callejón de Mesones se encuentra el Centro Cultural Casa Vecina, un
recinto que da luz verde al arte contemporáneo y donde también se ofrecen
talleres y exposiciones.
In memoriam
Antes, el
número 66 de Regina fue estación de bomberos, luego Cruz Verde y más tarde una
morgue. Hoy es el Museo Casa de la Memoria Indómita, desde donde se recuerda a
desaparecidos políticos y se da reconocimiento a luchadores sociales.
Plaza Regina |
De convento a
baño público
En lo que hoy
es el número 97 se encontraba la Casa de los Camilos, que en el siglo XVIII albergó
a los frailes del convento de San Camilo. La labor de esta orden se caracterizó
por acompañar a los moribundos para un buen morir. Un servicio solidario pero
algo tétrico, sólo de imaginar la escena: un grupo de frailes saliendo del
convento ataviados con túnicas negras en las que resaltaba una cruz roja, tomar
una ruta montados en mulas que avanzaban en sigilosa procesión…difícilmente
pasaban desapercibidos.
Luego de
fraccionar el convento tras las Leyes de Reforma, en parte del convento se
construyó la Casa de Calderas, uno de los primeros baños públicos de la ciudad,
que contaba con un par de estanques, uno para la gente y otro para los caballos.
La otra parte funcionó como cancha de juego de pelota vasca. Hoy no queda
vestigio del convento, de la Casa de Calderas ni del juego de pelota, sólo el
predio.
La primera
escuela Secundaria del país
Juntando los
predios del número 97 con el 111 de Regina, es posible darse una idea del
tamaño del ex Convento de San Camilo, cuya posterior división dejó suficiente
para que, en el que fuera el seminario, se construyera la primera secundaria
federal del país, una construcción con más de 200 años de antigüedad que
conserva la campana original del monasterio y donde estudiaron figuras como
Jacobo Zabludowsky y Lorenzo Meyer.
Otro fragmento de Regina |
Restaurante
bar Chon
En Regina 160
y desde 1924, este restaurante fue el primero en su tipo en ofrecer a sus
comensales gastronomía prehispánica. Además del mole, es famoso por los entrañables
ingredientes que se sirven en sus platillos, como los acociles, chapulines y
escamoles.
La leyenda de
la cruz verde
Al cruce con Correo
Mayor, antigua calle Las Cruces, aún es posible encontrar empotrada de una
esquina a otra una enorme cruz, originalmente verde, que dio nombre a esta
calle. Durante muchos años se conservó ese color y en la actualidad fue presa
del grafiti pero al menos prevalece la leyenda, que en resumen narra la
historia de un par de jóvenes cuya relación amorosa parecía imposible debido a
la diferencia social entre ambos.
La guapa Regina |
Comunicarse tampoco fue fácil, pero el joven se
las ingenió para hacer llegar una carta a su amada en la que le pedía que, si
su amor era correspondido, pintara una cruz verde en el balcón a manera de
respuesta. Sin embargo,
paradójicamente, la cruz verde era el distintivo del paño que cubría el cuerpo
de los condenados por el Tribunal de la Inquisición, que los obligaba a hacer
un recorrido público en el que se pregonaba su crimen y el castigo
correspondiente.
Otra ironía
es que la cruz verde se popularizó entre los cristianos, quienes la marcaban en
sus fincas haciéndolas visibles como muestra de fidelidad y reverencia hacia su
dogma.
Y no está de
más comentar que arqueólogos del INAH descubrieron en ese mismo cruce una
ofrenda prehispánica de más de 500 años, así como un pozo y un muro de la época
colonial, una muestra más de que la calle de Regina también tiene su historia,
su magia y sus secretos.
FUENTES:
Páginas web de Conaculta, La Jornada, La Crónica, Secretaría de Turismo del DF,
fototeca INAH, Programa El Foco (Proyecto 40)
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