Gracias a los múltiples perfiles que publicaban los libros de Ciencias Sociales de la Primaria, la imagen de Venustiano Carranza me resultó imborrable desde entonces, aunque mi memoria lo grabó más por ostentar una revoltosa barba y un raro bigote que por la lección revolucionaria que debía aprender.
Actualmente, este general coahuilense
nombra una delegación política del Distrito Federal, además de una colonia y algunas
calles, una de ellas se ubica en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Antiguamente se llamaba Cadena, en honor
a su factor Antonio de la Cadena y posteriormente fue Capuchinas, gracias al
extinto convento de esa orden, fundada en 1406 y cuyo edificio fue deshabilitado
con las leyes de Reforma en 1861.
Hoy inicia en Eje Central y termina en Correo
Mayor. Aquí los detalles del recorrido por la calle Venustiano Carranza que es
famosa por el comercio de telas, giro que también tiene raíces en el Centro
Histórico de la Ciudad de México.
El
primer monasterio de la Nueva España
En el número 6 esquina con Lázaro
Cárdenas se encuentra la sucursal Juan José Arreola del Fondo de Cultura
Económica, edificio que antiguamente fuera convento de San Francisco, el primer
monasterio de la Nueva España.
Fachada de la sucursal del FCE |
A unos pasos se hallaban las bóvedas del
Banco de Londres, donde Porfirio Díaz guardaba su capital. Las bóvedas
continúan ahí, pero ahora forman parte del banco Banamex.
Una de las cantinas más antiguas de la
ciudad se encuentra en la esquina con Gante. Se trata del Salón Luz, nombrado
así por los parroquianos en 1914 debido a que la Compañía de Luz se encontraba justo
enfrente.
Ahí se dieron cita figuras de la talla de, entre otros, Agustín Lara,
Pedro Infante, Tin Tan, el Che Guevara, Fidel Castro y Cantinflas, quien apadrinó
el lugar en su 50 aniversario.
Un
español, prócer musical mexicano
En el número 20, junto a la entrada de
una tienda de artículos deportivos, se encuentra la placa que atestigua el
lugar donde el compositor español Jaime Nunó musicalizara el Himno Nacional Mexicano,
que escribiera Francisco González Bocanegra.
Curiosamente fue la primera partitura que
Nunó firmara de manera oficial con sus iniciales, pues anteriormente sólo había
compuesto valses y misas, además de organizar bandas militares, lo que
seguramente ayudó a lograr el son triunfante de nuestro himno que, dicho sea de
paso, a muchos nos enchina la piel.
El rincón de inspiración |
Placa |
De
hospicio a centro de reuniones
En el número 34, haciendo esquina con
Bolívar, se encuentra la antigua capilla del que fuera Colegio de Niñas,
fundado en el siglo XVI por Fray Juan de Zumárraga para dar asilo y educación a
niñas huérfanas. Hoy sólo queda la capilla y el resto del colegio fue
reacondicionado para la Asociación de Banqueros de México y funciona como restaurante.
Un
regalo otomano para la ciudad
Ocupando parte del que fuera el jardín
del Colegio de Niñas y sin pasar desapercibido se encuentra el Reloj Otomano,
regalo de esa comunidad a la ciudad de México en el centenario de la Independencia.
Dos de sus caras marcan la hora con números arábigos y el otro par con números
hindúes, como los utilizados en Medio Oriente. Une símbolos de las tres
naciones: la media luna de Turquía, el cedro del Líbano y el escudo nacional
mexicano.
El
antiguo gallo cantinero
En contraesquina se encuentra la
tradicional cantina El Gallo de Oro, fundada en 1874. Después de la hoy extinta
cantina en la calle de Moneda, este es el segundo negocio en su tipo más
antiguo de la ciudad.
Sin
rastro del marqués ni de la selva nevada
En el número 49 de Venustiano Carranza
se ubicaba el Palacio del Marqués de Selva Nevada, título nobiliario creado por
Carlos III y otorgado en 1777 a Manuel Rodríguez de Pinillos, vecino de la
Nueva España y cuyo sobrenombre se derivó de los parajes nevados que apreciaba desde
ahí.
Pero del título nobiliario sólo quedó el
nombre del predio, pues una parte la ocupa el Bar Mancera, fundado en 1903 y
que aún conserva la fachada y elegancia que lo vio nacer como Hotel Mancera.
También se encuentra la cantina y museo taurino La Faena, fundada en 1954 como
punto de reunión de novilleros y donde la campanilla de una enorme máquina
registradora aún resuena al momento de cobrar.
Sin embargo, la placa del exterior es de
llamar la atención; reza: “En esta calle vivió el factor don Antonio de la
Cadena hacia 1543” luego de que ser enviado por Carlos V a la Nueva España. En
su honor esta calle llevó su apellido, pero ¿qué hacía un factor en la época
colonial? Éste se encargaba de la venta de todo producto depositado en los
almacenes de la corona, ya sea por decomiso, tributo o comercio.
La
banca inmortalizada en esculturas
A unos pasos, en la acera izquierda, se
encuentra apuntalada parte del que fuera edificio del Banco de México, que se
dañó de tal manera tras el sismo de 1985 que sólo se pudo conservar su fachada.
Al menos todavía podemos apreciar las cuatro estatuas que simbolizan la
Construcción, la Capitalización, la Banca y el Ahorro.
Reforzada para su conservación |
De
la nobleza al lado oscuro
Dando un giro de 360 grados, dejamos los
títulos nobiliarios y los bares para pasar al número 52, donde el Centro de
Exposiciones Canter expone de manera itinerante muestras relacionadas con
delitos de lesa humanidad. Si te atrae “el lado oscuro” de la historia mundial,
este es tu lugar.
Hallazgo
de la gran Tenochtitlan
Proyecto Venus es el nombre que se le
dio en 2013 a la excavación del terreno del número 53 de la calle Venustiano
Carranza, cuando el INAH descubrió ahí las ruinas de un palacio virreinal del
siglo XVII y una casa colonial del siglo XVIII justo en línea recta con
respecto al Templo Mayor, además de un edificio mexica que data de 1486.
Los trabajos se hicieron en diferentes
niveles, así también se hallaron figurillas, huesos de animales y pedrería de
obsidiana. El área se conocía como barrio de Moyotlán que en náhuatl significa
lugar de mosquitos, ya que las chinampas
de la época ayudaban a su proliferación.
Conservando
el toque aristocrático
A pesar de la queja de las monjas
capuchinas por la altura de la construcción vecina, el Palacio del Conde de San
Bartolomé de Xala se construyó en su totalidad en 1763, en la esquina de lo que
hoy es Palma y el número 73 de Venustiano Carranza y en beneficio de Manuel
Rodríguez Sáenz, quien recibiera el título por el rey Fernando VI.
El responsable de esta obra fue Lorenzo
Rodríguez, quien entre otras también se encargó del convento de los Betlemitas
y del Sagrario Metropolitano, así que ya puedes darte una idea del estilo del
lugar. El predio también fue caballeriza de los terrenos de Agustín de Iturbide
y luego casa de los Romero de Terreros. Actualmente este restaurado edificio es
ocupado por un elegante Sanborns que conserva buena parte de la fachada
colonial.
Asimismo, en la esquina con Isabela
Católica, una parte de la Plaza Capuchinas da lugar a El Rincón de José Alfredo
Jiménez, un altar-cantina que evoca a ese renombrado cantautor mexicano.
Los
textiles al alza
En 1877, aprovechando la incipiente
industria manufacturera textil, el inmigrante español Bernardo García abrió en la
antigua esquina de Monterillas y Capuchinas (hoy 5 de Febrero y Venustiano
Carranza) su Cajón del Nuevo Mundo con artículos de costura y telas traídas de
Europa.
El negocio creció y con la revolución
vino también la del cajón, cambiando su nombre a El Nuevo Mundo, que persiste
en la esquina donde inició y que ha ampliado su giro incluyendo la venta de
ropa, zapatos y hasta muebles. Mientras que la firma mexicana Parisina inauguró
su primera tienda hasta 1933 en esta calle.
Del
baúl al almacén con escaleras eléctricas
Seguramente el inmigrante francés Jean
Baptiste Ebrard no imaginó el crecimiento que tomaría el negocio que iniciara
en 1847 con un simple baúl, desde el que ofertaba diferentes artículos
novedosos traídos de Europa y, específicamente, del puerto de Liverpool.
Las damas de sociedad de la época no
dejaban pasar las ofertas de todo aquello que las hiciera lucir prolijas y
elegantes, así que el visionario Baptiste aprovechó el furor siendo el primero
en permitir la liquidación de mercancía en abonos.
Con el tiempo y las ganancias el negocio
se expandió hacia un par de locales, y a la muerte de Baptiste sus socios le
dieron continuidad hasta lograr lo que hoy vemos en el número 92 de Venustiano Carranza: El Puerto de Liverpool,
primer gran almacén de la ciudad y, por cierto, también fue el primero en
instalar escaleras eléctricas en su interior.
Porta
Coelli y el Señor del Veneno
En el número 107, frente a la Suprema
Corte de Justicia, se encuentra el único vestigio del noviciado de Porta Coelli
(Puerta del Cielo), alma mater de Fran Servando Teresa de Mier construido en 1603.
El templo es famoso por la réplica del Cristo Negro o Señor del Veneno, de quien
se dice se tornó de ese color al absorber el veneno que dañaría a uno de sus
fieles. La imagen original se encuentra en la Catedral Metropolitana.
Sedería y juguetería en un mismo lugar
En el número 109 se encuentra la Mercería
del Refugio nacida en 1826 como la importadora y distribuidora de hilos y
sedería con mayor renombre de aquel entonces. Es el tercer comercio con mayor
antigüedad en la ciudad de México y que aún perdura.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la
importación cesó y para mantener el negocio en pie los dueños se vieron
obligados a introducir juguetes combinando el giro de la empresa, hasta convertirse
en lo que hoy persiste: una amplia y antiquísima juguetería.
Por
el resguardo de la historia
Escondida detrás de una enorme sombrilla
ambulante, una placa en el número 136 da fe del lugar donde vivió el
historiador y arqueólogo José Fernando Ramírez. Su pasión era la historia del
México prehispánico, le repugnaban los tres siglos de la época colonial y se
identificaba con la raza indígena.
Se dio a la tarea de reunir un acervo
histórico de la conquista buscando apegarse a la verdad. Así, localizó, reunió y
cotejó cualquier cantidad de manuscritos para conseguirlo y para que cientos de
documentos de la historia real se salvaran de la destrucción y del olvido.
Benemérito de la Patria desde el sacerdocio
En el número 148, cuyo primer piso lo
ocupa el restaurante de comida libanesa El Edén, nació el sacerdote liberal
Mariano Matamoros, quien luchó en la guerra de Independencia junto con Morelos,
quien lo consideró su mano derecha. Fue capturado por la Inquisición acusado de
traición y ejecutado en 1814. Sus restos fueron llevados al Angel de la
Independencia y exhumados con honores en 2010 para su análisis en el Museo
Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec).
Patriotismo
vehemente
Para terminar el recorrido por esta calle, el número 153 de Venustiano Carranza fue declarado
monumento en 1932, ya que el predio fue propiedad
del poeta y político liberal Andrés Quintana Roo, quien junto con su esposa
Leona Vicario lucharon en la guerra de independencia. Su patriotismo lo llevó a
la poesía con la oda Dieciséis de Septiembre, donde exaltaba la libertad y
condenaba la tiranía.
Los restos de Quintana Roo y de Vicario fueron
depositados en el Angel de la Independencia y, también, exhumados con honores en 2010 para su análisis en el
Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec).
Hola buenas tardes,yo viví en el edificio de Venustiano Carranza 148 departamento 11 hasta que el edificio contiguo cayó sobre él durante el sismo de 1985.Claro que me trae gratos recuerdos,ahí nací,cómo puedo obtener fotos del edificio del 148 de Venustiano Carranza ,donde estuvo también Mariano Matamoros,fotografías de los 60s ?….ya que la imagen que aparece en la foto de arriba es una construcción nueva.
ResponderBorrarMil gracias.
Hola soy un lector de la página y se me ocurre que en el restaurante libanés que está en el primer piso podrían tener fotos de la antigua fachada
BorrarHola espero alguien nos pueda ayudar, mi madre me comentó que en la Calle Venustiano Carranza frente al Pasaje Pedro Slim estaba su Escuela Primaria alguien recuerda nombre, actualmente está un círculo K
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