Por: Norma
Luego de Día de Muertos, las posadas son, quizá, una de las tradiciones mexicanas con mayor arraigo en nuestro país, de la que se desprende un dato curioso: la primera acompaña el viaje de quienes se nos adelantaron y la otra hace remembranza de un renacer. Diametralmente opuestas en objetivo, ambas tradiciones comparten una característica: júbilo a todo color, muy a la mexicana.
Luego de Día de Muertos, las posadas son, quizá, una de las tradiciones mexicanas con mayor arraigo en nuestro país, de la que se desprende un dato curioso: la primera acompaña el viaje de quienes se nos adelantaron y la otra hace remembranza de un renacer. Diametralmente opuestas en objetivo, ambas tradiciones comparten una característica: júbilo a todo color, muy a la mexicana.
Y no es de extrañar, basta apreciar el
colorido de las artesanías que colman el territorio mexicano con la usanza de
cada región como un emblema. Ahí están las figuras de cuentas de cristal de los
huicholes en Nayarit, la talavera de Puebla, los objetos de madera morelense,
el trabajo en barro de Hidalgo, el vidrio soplado de Baja California, el reboso
de San Luis Potosí o el barro negro de Oaxaca, sólo por mencionar algunas.
A esa lista se suma la adopción de la
piñata, que tiene su apogeo en las fiestas decembrinas. Sin importar la región,
una olla de barro se convierte en protagonista rodeándose de siete picos
formando una estrella y luego se viste de llamativos colores. La piñata es
socorrida por todo aquel que, a partir del 16 de diciembre, busque “quebrar” la
tentación de los siete pecados capitales para dejar salir los dones divinos
convertidos en dulces y fruta.
De origen asiático adoptado por los
españoles e importado al Nuevo Mundo, la piñata es hoy un elemento básico en
las posadas celebradas en México. Sin embargo, parecen estar en peligro de
extinción ante las nuevas generaciones, quienes llaman posada a toda
oportunidad de una borrachera decembrina.
Y no es por demeritar la fiesta, pero
definitivamente la piñata no sólo es una manera de conservar nuestras raíces, es un método garantizado para "romper el hielo” en tu posada.
Por ello y por mantener lo nuestro Tenoch, historias
escondidas de la Ciudad de México les desea ¡felices
fiestas decembrinas!
FUENTE:
Portal oficial de Turismo en México visitmexico.com
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