Por
Norma Márquez
A
las 9:00 horas del año 1900, Porfirio Díaz inauguraría uno de los
edificios más estremecedores en la historia penitenciaria de la
ciudad: el Palacio de Lecumberri, nombre tomado del apellido del
antiguo propietario de esas tierras.
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Palacio de Lecumberri en la actualidad |
“Por
fin tenía México su moderna y grande penitenciaría”(1).
Sobre una superficie de cinco hectáreas y con capacidad para
996 internos, las altas murallas del también conocido como Palacio
Negro originalmente contuvieron a los reos sentenciados de la cárcel
de Belén. Sin embargo, al paso de los años la población se
multiplicó hasta 3,800 internos.